Huerto Colegio Público Benalúa

El huerto del Colegio Público Benalúa (Alicante)

miércoles, 25 de noviembre de 2015

La tierra esconde un tesoro

Los protagonistas de nuestra historia de hoy son dos mariquitas. Y como las cosas no son siempre como uno espera, una era amarilla. Y la otra pues era roja.

Aquí las tienes:


Fuente

Hablaban una tarde sobre sus cosas. La amarilla contaba:
— Anoche un duende se acercó a este huerto y estuvo removiendo las hierbas.
— No me cuentes cosas raras. Los duendes son seres de los bosques y no van a los huertos —respondió la mariquita roja.
— Te lo digo en serio. Además los duendes de los bosques se acercan a los huertos para comer calabazas, que les encantan, o para enterrar algún tesoro.
— Pues como no sea lo del tesoro... Mira qué matas hay en este huerto. ¡Aquí no crecen calabazas!




Tan entretenidas iban con su charla que no se dieron cuenta de que les escuchaban unas niñas y niños del colegio. La noticia voló de boca a oreja y de oreja a boca. Y al rato, jaleados por el cuchicheo, tomaron azadas, azadones y rastrillos y arrancaron las matas para buscar el tesoro. 



Como entre las matas no había nada, empezaron a mover la tierra, pues los tesoros más valiosos son los que más esfuerzo cuesta conseguir. Y este fue el resultado:


¡Encontraron el doble de lo que habían encontrado hasta entonces!: nada de nada.

Bueno, sí, había algo. Había por allí unas semillas. Entonces empezaron a hablar y a hablar de aquellas semillas. Y uno recordó que en un cuento un chico que se llamaba Juan plantó unas habichuelas mágicas que crecieron y crecieron hasta llegar a un castillo en el cielo donde encontró fabulosos tesoros. Y el otro dijo que él había plantado una vez unas semillas en un yogur y no había salido nada (bueno, sí, un olor apestoso).  Y otro dijo que al sí le habían salido y hasta se había comido las plantitas. Y el otro, que era un poco filósofo, dijo que es que las semillas son como los niños, que crecen y crecen y nunca se sabe lo que va a salir. Y que esa es la gracia del asunto. Y como ya tenían mucha curiosidad y querían saber lo que pasaría, pues plantaron las semillas:


Y ahora toca esperar para ver si crecen. Y si la espera se te hace larga, siempre puedes cantar:
— ¿Qué será?, ¿será?, whatever will be, will be...



Y si cantar no te entretiene, puedes mirar esta plantita para ver si crece una col o un brócoli... y si sale una calabaza, pues hasta podrás charlar con el duende.







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